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lunes, 24 de octubre de 2016

Es tan frágil, tan, pero tan frágil la vida...

Lo que menos se imagina uno cuando se levanta es que esa noche va a estar asistiendo a un funeral. Que ese es el plan. Que inmediatamente se van a la basura todas las otras posibilidades porque ese día, justo ese día y no otro, va a tener que estar llorando un muerto. Y va a querer hacerlo.

Es tan frágil, tan, pero tan, pero tan, pero tan frágil la vida que un día se acaba. Así, sin más. No avisa, no alerta. Se va y ya. Y cuando se va, cuando alguien desaparece en un segundo, cuando ya no respira, cuando uno entiende que no lo volverá a ver nunca jamás, parece que todo lo que ha podido molestarnos en algún momento es una completa estupidez. Basura. Parte del mundito en el que caminamos a diario, el que nos rompe, el que nos alegra. Pero hay algo, debe haber algo más allá. Algo a donde regresan aquellos a los que el corazón ya no les late, algo más grande. El universo.

Y los demás, los demás nos quedamos acá sintiendo el dolor que provocan las partidas. Inevitable. Pensando en la fragilidad, en que fue una bobada haber discutido aquella vez, en que a fin de cuentas en este juego no va a existir nunca un ganador; en que no son necesarias las carreras, en que la meta no existe, en que el fin será el mismo para todos. En que somos unas minúsculas partículas, unas de las miles, de las miles de millones, de las miles de las miles de las miles de millones que se crearon alguna vez en ese universo. Y en que también, claro, también somos el universo. Hoy, la vida me parece una hermosa sinécdoque.

Es tan frágil, tan, pero tan, pero tan, pero tan frágil la vida que las peleas no sirven para un carajo. Son inútiles, tontas. Enojarnos con el otro porque no hizo lo que queríamos, porque no piensa igual, porque besó a alguien que nos gustaba, porque no cumplió con su parte del trabajo, porque dejó la toalla mojada en la cama, porque nos puso a esperar. Basura. Allá, afuera del mundito, la palabra 'pelea' no existe y sus caracteres son incombinables. Marcan 'Error 404'.

Empieza uno a pensar en los que aún están. En los hermanos, en los amigos. En los papás. En los compañeros del trabajo, en todos. Hasta en aquellas personas que no le caen tan bien. En todos. Que estén bien, que no les pase nada, que puedan levantarse por la mañana, que tengan un maravilloso día. Que estén bien, que estén vivos. Que no peleen, que no peleemos. Que no escatimemos las palabras, que no nos dejemos enloquecer por los problemas tontos de cada día. Que no se nos vaya la vida haciendo cosas que no nos gustan tanto. Que comamos pizza, papitas de limón con galletas de vainilla, que nos digamos que nos amamos, que estamos lindos, que todo está bien, que toma tu abrazo. En los hermanos, en los amigos. Que no escatimemos sentimientos. Que entendamos la fragilidad, que no nos tomemos la vida tan en serio, que no odiemos, que nunca odiemos. Que amemos un montón, que digamos siempre la verdad.
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Es tan frágil, tan, pero tan, pero tan, pero tan frágil la vida que tu computador nunca más se va a iniciar con tu sesión. A vos, Fabito, a vos. A vos que apareciste un día, te quedaste un rato y me dejaste marca. A vos que me decías siempre en el gimnasio que lo que me hacía falta era comer más proteína para que por fin me saliera músculo. Ja. Lo haré, prometo que lo haré. Sos un bacán. Suerte en el universo, de seguro andás por allá rodando en tu moto.