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lunes, 2 de marzo de 2020

Llamado

De repente sucede algo que te hace desviar la mirada, levantar la cabeza, respirar más profundo. Algo que trae otros aires, otras ilusiones, otras enseñanzas. Desde hace mucho tiempo no me veía los tan almendrados, tan abiertos, tan secos. ¿Puede uno enamorarse sin conocer, habiendo explorado solo un poco? ¿Puede enamorarse uno de una metáfora perfecta, un gran juego de palabras, mensajes que solo existen en el mundo virtual? De una anáfora inigualable, de sus palabras que ya no son para el mundo sino para mí, de sus sentimientos puestos ahí, ahí, en algo tan inerte como una pantalla.

El miedo predispone, prefiero no estar asustada. ¿Qué sería de los ríos si empezaran a dudar en su nacimiento?, ¿qué sería de las aves si no tuvieran el coraje de empezar a batir las alas sin siquiera pensar en que puede llegar una tormenta? Mientras tanto, él sigue ahí, ahí. Escribiendo, diciendo oye tengo miedo de lo que pueda pasar, oye tengo miedo de desearlo con estas ganas que tengo, y entonces yo le respondo oye no es tan chévere empezar con miedo, tengo un abrazo que sirve para eso.

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