Vistas de página en total

lunes, 8 de agosto de 2016

Sin razones

¿No les pasa que a veces quieren a alguien sin razones, porque sí, sin que haya hecho mérito alguno para ganarse ese cariño? ¿No les pasa que a veces aprecian mucho a una persona después de solo haber leído el apunte que dejó en su escritorio, la nota que escribió en el tablero, alguna entrada que publicó en su blog? ¿No les pasa que sienten ese amor inexplicable, algo completamente loco, pero lo sienten ahí? Como si conocieran a ese alguien desde hace mucho tiempo, como si el vínculo de alguna vida pasada se hubiera reactivado solo con el choque de dos miradas, el roce minúsculo de la piel, las letras por ahí regadas.

A mí me ha pasado un montón de veces. Con hombres y mujeres. Sobre todo con hombres. Sucede que si un día alguno me sonríe lindo, con una de esas sonrisas que dejan ver el alma en una humilde mueca, ya me dio las razones suficientes para quererlo. Y qué decir de los ojos brillantes: un hombre al que le brillen los ojos merece que yo lo quiera así, sin más. Si sonríe lindo y le brillan los ojos, a veces siento que lo amo.

Me ha pasado también con mujeres. Hace varios meses conocí a una a la que quise desde la primera conversación porque descubrí que se parece mucho a una gran amiga: olvidadiza, algo torpe para hablar; risueña, de pelo lindo. Por el simple hecho de encontrarle esas similitudes con mi amiga sentí que la adoraba, que quería abrazarla por mucho tiempo.

¿No les pasa que a veces sienten ganas de abrazar a alguien sin razones, porque sí, sin que haya hecho mérito alguno para ganarse ese abrazo? También me pasa con cierta frecuencia. Voy por ahí, caminando por una calle, por un pasillo, por la vida, y de repente se cruza alguien a quien percibo completamente abrazable, esponjosito, con cara de querer un buen apretón.

Para sentir ganas de abrazarlo no hay necesidad de que lo quiera. Puede tener sonrisa fea, ojos opacos. Las ganas de abrazar no están ligadas a las ganas de querer, son dos cosas completamente independientes. Pocas veces se conocen. Y cuando logran conocerse, ay, cuando quiero a alguien y siento ganas de abrazarlo, empiezo a sentir algo muy lindo. Me asusto, pero siento algo lindo. Y me asusto de nuevo.

¿No les pasa que a veces quieren a alguien sin razones, porque sí, y sienten ganas de abrazar a ese alguien sin razones, porque sí, y se asustan, pero sienten algo lindo, y se asustan de nuevo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario