Mírame así no te diga nada y me quede pensando lo que te quiero decir.
Mírame. Fija tus pupilas en las mías. No me toques, porque la piel se me eriza cuando siente tus dedos fríos. No
me toques. No me beses. No me toques. Escucha con cuidado cómo se me acelera el
corazón. Siéntelo. Imagínalo. No me preguntes en qué estoy pensando porque no
logro volverlo oración. No preguntes. Espera.
Espera que dos palabras se unan en mi
mente mientras nos miramos a los ojos en silencio. No te vayas. Sé paciente.
Aprende a esperar. Aprende que los ojos hablan y date cuenta de que los míos te
llaman a gritos. No te alejes. No te alejes, tengo frío. Tengo frío en la
cabeza y se me congelan las palabras. Abrázame. Derrítelas. Sácalas.
Provócalas. Provócalas como lo haces conmigo cuando me besas con afán. No te
afanes. No me toques. Siente.
Siente lo que siento, no me pidas pronunciarlo.
Siente que lo siento, que nunca he querido hacerte daño. Siente que no puedo,
lo que pienso se me escapa. Escápate conmigo, yo voy a donde quieras. Tómame de
la mano y corramos sin palabras, sin explicaciones, sin argumentos. Corramos en
silencio. No dejes de mirarme. No te
vayas. Déjame encontrar las palabras, porque las búsquedas infinitas me
calientan en estas noches de invierno interior.
*Imagen tomada de http://vacasencontradas.blogspot.com/2008/06/y-se-cay-noms.html
N
ResponderEliminar